
Una cámara siempre en mis manos
Si miro hacia atrás, creo que siempre estuve destinada a ser fotógrafa. Desde que tengo uso de razón, he vivido con una cámara en las manos. En mi familia era la encargada de inmortalizar los momentos cotidianos, una tarea que no siempre era del agrado de todos (¡quién diría que terminarían agradeciéndolo!). Hoy, esos recuerdos recopilados se han convertido en un tesoro incalculable. Esa conexión con el poder de la imagen fue la chispa que me llevó a convertir mi pasión en mi profesión.
Mi trabajo y mi equipo
Aunque muchas de mis sesiones como las familiares, de embarazo o en estudio, las realizo de forma individual, hay ocasiones en las que cuento con un equipo maravilloso que me apoya. Especialmente en proyectos grandes, como bodas o trabajos para empresas. En estos reportajes trabajo codo a codo con ellos para garantizar que todo salga perfecto. Además, colaboro con un laboratorio de confianza que se encarga de la parte final, como la creación de álbumes, asegurando la máxima calidad en cada entrega.
Formación: el motor de mi evolución

Mi formación ha sido clave para llegar a donde estoy. Comencé en una escuela de Alicante que me animó a dar el salto profesional, y desde entonces no he parado de aprender. Cada año me dedico a seguir formándome, explorando nuevas tendencias y perfeccionando mis habilidades. La fotografía es un arte en constante evolución, y mantenerse al día es esencial para ofrecer siempre lo mejor.
Más allá de la cámara
Cuando no estoy detrás del objetivo, me gusta disfrutar de mis pasiones personales. Soy una amante de la lectura, especialmente en esos momentos tranquilos que me dedico a mí misma. También adoro pasar tiempo con mis "hijos de cuatro patas", recargar energías con mis seres queridos y hacer deporte, una actividad imprescindible tanto para mi cuerpo como para mi mente.